Los seres queridos fallecidos: respondiendo a las preguntas de Myrian

En esta entrada voy a contestar a las dudas que planteó Myrian, y creo que las respuestas pueden ayudar a muchas personas que están pasando por la misma situación o una similar.
 

(…) Hoy me siento rara, angustiada, extraño mucho a Carlos, mi marido. Ya pasó 1 año de su partida y me pesa todo este tiempo. Lo extraño cada vez más. Me siento sola a veces. Tengo la mente llena de recuerdos todo el tiempo. Pienso que nada volverá a ser como antes. Ya no tenemos nuestro «hogar» juntos. Eso me produce mucha tristeza. Yo volví a casa con mi mamá. Tengo cosas materiales, pero extraño ya no tener nuestra casita. Eso me angustia mucho. (…)

Los duelos son como las montañas rusas, a veces estás arriba; otras, abajo; en ocasiones, cabeza abajo y, otras; en la curva. No todos los días son iguales, podemos tener unos días mejores que otros; incluso, podemos sentir que el dolor está cediendo y de repente, un día, sentimos que nos inunda y atrapa con una fuerza inusitada e inesperada. Es normal. Forma parte del proceso. Desapegarse no significa olvidar. Es habitual que al desapegarnos, demos más espacio al sentir y es entonces cuando podemos ver más fácilmente las señales, tener más sueños, etc.

(…) Está a mi lado? Me recuerda? Me ama? No puedo soñarlo. Con mi papá me pasó que recibía muchas señales. Con Carlos no sé …. No las veo …. (…)

Las relaciones de amor, las uniones de amor, no desaparecen tras la muerte. Se transforman.  Lo físico desaparece, pero el amor, permanece.

La mente suele jugar con nosotros. Le damos vueltas a lo que hemos vivido, a lo que hemos dicho, a lo que hemos callado, a cómo hemos actuado… Y llegan los «y si…». Si hubiera dicho esto en vez de aquello, y si hubiera ido antes, y si …. Todo ello lleva a entrar en bucle y es difícil frenarlo. En estos casos, cuando la mente nos atrapa, no hay espacio para el sentir, para percibir. Y al no sentir, entran las dudas, los miedos y nuestros pensamientos entran de nuevo en bucle.

¿Por qué recibimos más señales de un ser querido que de otro? Son muchos los factores que intervienen en estos procesos. Cada duelo es distinto y también las circunstancias que nos rodean. Por ejemplo, no vivimos de la misma manera una muerte inesperada que otra por una enfermedad larga. Las emociones y sentimientos son diferentes. Tampoco tenemos el mismo vínculo con nuestros seres queridos aunque les amemos y queramos por igual.

Las señales y mensajes que nos envían nuestros seres queridos serán más fáciles de sentir si nos encontramos en un estado de cierta tranquilidad mental y emocional.

Es importante que nos observemos: ¿cómo nos encontramos nosotros?, ¿cuánto espacio ocupan nuestros pensamientos frente a los sentimientos y emociones?, ¿qué situaciones estamos viviendo tras la muerte de nuestro ser querido?, ¿tenemos tiempo y espacio para transitar el duelo o las circunstancias que nos rodean impiden o bloquean el tener ese tiempo?, ¿estamos estresados, con rabia, angustia, miedo…?

(…) Me gustaría saber cómo es el Cielo, es decir, el plano dónde están nuestros seres queridos fallecidos. (…)

La información que tengo es la que me han ido contando los seres que han fallecido en las sesiones de mediumnidad.

Algunos seres necesitan más tiempo que otros para adaptarse a su nuevo plano. Algunos de ellos, pasan a una especie de «resort», de lugar en el que tienen todo lo que necesitan para realizar esta adaptación. Otros, en cambio, necesitan menos tiempo. La medida del tiempo de ellos y la nuestra es distinta. Lo que para nosotros pueden ser meses o años, para ellos, pueden ser unos segundos.

En el nuevo plano, como almas que somos, podemos elegir el camino que queremos llevar para seguir evolucionando a nivel espiritual. Además, podemos reencontrarnos con otros seres queridos que murieron antes que nosotros.

En estos planos no hay sufrimiento. Las cuestiones y problemas que cuando vivíamos podían ser angustiosos para nosotros, dejan de serlo y hay un mayor entendimiento de la vida.

Considero que es importante que recordemos que al fallecer, la conexión física desaparece. En cambio, la energética, la del amor, la conexión del alma, permanece. Seguimos estando en contacto. Los lazos de amor no desaparecen.

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