Me gusta describir la vida como una montaña rusa, llena de curvas, atajos, vueltas hacia arriba y hacia abajo, subes, bajas, vas rápido, lento y con pequeñas pausas antes de que llegue una nueva sorpresa.
Si, la vida, desde que nacemos está llena de sorpresas, pruebas, elecciones, decisiones, experiencias agradables, momentos de felicidad, pérdidas, nuevos comienzos… ¿Os suena?
Reconocemos con facilidad aquello que nos hace sentir de maravilla, que nos estimula, que nos hace alcanzar momentos de paz y calma, que hace que vibremos con intensidad y amor.
Pero, ¿cómo afrontamos el dolor? Es una pregunta que soléis hacerme, especialmente cuando pasáis por situaciones tan duras como es la pérdida de un ser querido.
Intentamos sobrellevarlo, a vivir con él como si fuera nuestra sombra. A veces desaparece y cuando menos lo esperamos, acecha de nuevo y se acerca sigiloso hasta tocar el corazón.
El dolor tiende a quedarse con nosotros, vive agazapado y cuando ve la oportunidad, se muestra con fuerza. Tenemos que aprender a convivir con él, a aceptarlo, a amarlo, pues forma parte de nosotros.
No tenemos opción, no podemos cambiar el pasado, ni lo que ocurrió en él. Sin embargo, podemos modificar nuestra actitud ante lo que no nos gusta o hace daño. Está en nuestras manos, elegir cómo queremos vivir. Para ello, es importante, mirar hacia dentro con coraje y valentía. Encontrar cuál es la causa subyacente al dolor; porque éste no viene sólo, están la rabia, la ira, el sufrimiento, la falta de entendimiento y comunicación, el apego, el no poder ver cumplidas nuestras expectativas de futuro, ver nuestros sueños rotos….
El dolor ante una pérdida no siempre es igual, ni se vive con la misma intensidad, ni deja la misma herida. Si somos comunicativos, podremos expresar con más facilidad nuestros sentimientos. Si somos más callados, es posible que vivamos el dolor de manera silenciosa y profunda.
Hablar del dolor con otras personas que han pasado o estén viviendo la misma situación que nosotros, puede ayudarnos a entender los procesos que estamos experimentando. Puede servirnos de apoyo y guía.
Quién decida vivirlo en silencio, posiblemente le cueste un mayor esfuerzo poder integrar lo ocurrido.Especialmente a las personas que el dolor hace que se aíslen, que se alejen. Necesitan de ese espacio, de ese silencio y recogimiento para poder asumir lo sucedido.
¿Se puede medir la intensidad del dolor? No. Cada uno lo expresamos, de acuerdo a cómo somos, a cómo sentimos, a cómo vivimos.
Quién sienta que necesita expresarlo, adelante, que lo haga. Quién quiera o necesite aislarse, que lo haga. El tiempo ayuda a ir aceptando lo que ha pasado. No significa que el dolor desaparezca. Suele pasar de ser un acompañante muy posesivo a ser un compañero de aventuras.
Si el dolor persiste de manera paralizante, nos bloquea con mucha intensidad y perdura a lo largo del tiempo, sería aconsejable solicitar ayuda profesional.
En Spiral Áurea, te acompañamos en tu proceso de duelo a través de:
- las sesiones energéticas, que ayudan a encontrar armonía, equilibrio, comprensión.
- las sesiones de mediumnidad, para establecer comunicación con los seres que han fallecido.
- las esencias de ciclos y ritmos, ayudan a integrar y comprender el proceso que estás experimentando.
Todos los días nos acordamos de nuestros seres queridos que han fallecido, Están presentes en nuestra vida. En fechas señaladas, como son las Navidades, cumpleaños, aniversarios, en algunas personas, el dolor puede reavivarse, regresando con más fuerza que otros días. Es normal. Si se puede, os animo a no esconder lo que sentimos y a compartirlo con otras personas, familiares o seres cercanos. Descubriremos que no estamos solos y, es muy posible, que de las lágrimas o el corazón encogido, pasemos a la risa, al abrazo, y al recuerdo positivo de nuestros seres queridos.
Ellos no desean nuestro sufrimiento, quieren ser recordados con alegría, risas y amor.
Hola amiga, hace un mes he pasado por una experiencia de pérdida de una persona que podría considerar mi amiga del alma… ha sido después de una enfermedad, pero en una persona joven y sana. Durante este tiempo, estos últimos dos meses a parte de las veces que he podido verla, le he enviaba todas las mañanas canciones con mensajes especiales y así , nos manteníamos juntitas.
Pero desde que se ha ido, creo que no he asumido su muerte , no creo que soy consciente de que sólo estoy con ella a nuestra manera, y cada vez que alguien la nombra , todavía tiemblo, no puedo verbalizarlo. He de decir , que también estoy pasando momentos duros familiares y personales…
No sé si hago bien en seguir escuchando las canciones que le mandaba y recordarla, nuestras conversaciones tan especiales sobre la vida, la muerte, sobre TI, leyendo mensajes entre nosotras… sé que no está aquí, pero también sé que nada acaba aquí, porque si no fuera así , nada tendría sentido, era yo la que me tenía que haber ido, no Ella… Gracias
Hola Isa,
Siento mucho tu pérdida.
Apenas hace un mes que ha muerto tu amiga y estás en pleno proceso de duelo. Date un tiempo, no tengas prisa en entender lo que sucede. Solo siéntelo.
Escuchar las canciones que le mandabas, es una manera de recordarle, de hacerle presente. Escucha a tu corazón, observa qué ocurre cuando escuchas esas canciones. Qué sentimientos, emociones y pensamientos son los que vives.
Las dos lo sabemos, nada termina ni empieza aquí. Pero no por ello, la pérdida de alguien a quién queremos, duele, y a veces, muy intensamente.
Un abrazo, guapa.