El duelo: sentimientos y emociones

El duelo es el tránsito por el que pasamos todos tras la pérdida de un ser querido.

La muerte, además del inmenso vacío y dolor que deja la ausencia del ser amado, provoca un tsunami de emociones y sentimientos que se encuentran y cruzan. Se suceden unos a otros, e incluso pueden llegar a parecer contradictorios: tristeza, angustia, rabia, calma, impotencia, culpa, liberación, etc. Sin embargo, no lo son.

Tras una muerte todos ellos emergen con mucha fuerza. Por ejemplo, si el ser querido ha estado enfermo o ha sufrido mucho, puedes llegar a sentir liberación y paz; y al mismo tiempo, sentir su muerte con mucha intensidad y dolor. ¿Contradictorios? No. Solo son el reflejo del sentir de tu corazón y de tu alma. Y son correctos.

Los sentimientos y emociones vienen y van. No intentes controlarlos, déjalos que afloren y que fluyan. Luchan por salir y expresarse; y a veces, es tanto el dolor que puedes sentir, que consciente o inconscientemente puedes llegar a frenarlo y ocultarlo. Cuando la intensidad de las primeras fases del duelo se van superando, todo aquello que has reprimido, saldrá como un volcán pudiendo sentir que tu vida es una montaña rusa emocional. Es posible que necesites apoyo y ayuda. Rodéate de personas que te escuchen, que te cuiden, que estén contigo. Este es un tiempo para tí, para sentir, afrontar, integrar, asimilar, comprender y aceptar todo lo que ha ocurrido. Y también, para comenzar a vivir sin la presencia del ser querido.

El sentimiento de culpa, es una de las emociones que en la medida de lo posible, es mejor evitar. Tu mente se llena de “y si”:  y si aquella mañana hubiera hecho esto; y si hubiera dicho aquello en vez de esto otro; y si en vez de enfadarme le hubiera dicho te quiero; y si en vez de llegar a una hora, hubiera llegado a otra; y si … La culpa atrapa, pudiendo llegar a entrar en un bucle autodestructivo que solo aporta más dolor.

No puedes cambiar los hechos, no puedes cambiar lo que hiciste, pensaste, decidiste o dejaste de hacer. La culpa asalta la mente y se aloja en el corazón. Es importante que recuerdes que en esos momentos tomaste la decisión que consideraste que era la mejor teniendo en cuenta lo que sabías, sentías, pensabas y considerabas. Se siempre amable contigo mismo. Quiérete, perdónate.

Vive el duelo, date tiempo, sigue tu ritmo. Cuídate, aliméntate bien, mímate. Ámate. Cada persona experimenta el duelo de una forma distinta; para unos, será de una manera más o menos intensa; y para otros, puede ser más breve o prolongarse más en el tiempo.

Por muy dura que sea la travesía del duelo, siempre hay luz al final del túnel.

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