Lola y Kepa: viviendo el duelo en fechas señaladas

El tiempo pasa muy rápido y casi sin darnos cuenta ya están aquí de nuevo las navidades. Son fechas al igual que otras como los cumpleaños, los aniversarios u otros acontecimientos, en los que la ausencia de nuestros seres queridos se hace más intensa y notoria.

Es muy posible que durante estos días, te sientas más sensible y vulnerable, estés más triste o notes altibajos en tus emociones. Incluso te encuentres librando una batalla entre no querer celebrar ningún acontecimiento y sientas que estás obligado a participar en los eventos que se organizan.

No todos vivimos los duelos y las ausencias de la misma manera. Hay quienes se encierran en si mismos porque necesitan ese espacio y tiempo para ir curando sus heridas y dolor. Otros en cambio, buscan rodearse de personas, estar activos y participar en múltiples eventos lo que les permite sobrellevar mejor su duelo.

En consulta te encuentras con personas que están pasando por esta situación. Recuerdo a una familia: padre, madre y varios hijos ya adultos e independizados. La familia de Lola y Kepa. La historia es real aunque he cambiado sus nombres. Lola, era la madre, y Kepa era uno de sus hijos que había fallecido.

Era una familia unida, en la que las reuniones familiares eran muy importantes. Cualquier motivo era una excelente excusa para poder reunirse y celebrarlo.

Los dos primeros años tras la muerte de Kepa habían sido muy duros. Amaba a todos sus hijos por igual pero con Kepa tenía una relación especial. Todos le echaban mucho de menos, pero no lo expresaban. Aunque para ellos Kepa estaba presente, no se hablaba de él. El silencio no ayudó a superar el duelo. Al revés, lo incrementó. Lola era muy comunicativa, quería contar cómo se sentía, sus altibajos emocionales, sus días buenos y malos; y sobre todo, necesitaba hablar de Kepa.

En cambio, su marido, era callado y un poco introvertido. Y la muerte de Kepa hizo que se volviera aún más silencioso. Su dolor era demasiado fuerte e intenso, no podía hablar de ello. Vivía su dolor a escondidas, lloraba cuando creía que nadie le veía. No sabía cómo afrontar su pérdida y su duelo estaba siendo difícil.

Kepa era un hombre muy divertido, tenía la sonrisa siempre en sus labios y le encantaba hacer felices a los demás. Lola, sentía que si no se hablaba de él, era como negarle, y no estaba dispuesta a ello. El día a día era más llevadero, pero en las reuniones familiares, el silencio sobre Kepa volvía a estar presente.

En una de las consultas de canalizacion, Lola pidió consejo y orientación porque quería ayudar a su familia a vivir su duelo. Uno de los mensajes que recibió de Kepa era que disfrutaran, se rieran, cantaran y bailaran como hacían antes de su muerte. Que la tristeza no impidiera que pudieran ser felices.

No es fácil cantar cuando hay dolor. ¿Qué pasaría cuando lo planteara al resto de la familia? La respuesta la obtuvo en la siguiente reunión familiar. Uno de los hermanos de Kepa se levantó y  brindó por él. Y el resto le siguió. Lola describía el momento de mágico. Algo había cambiado. Seguía habiendo dolor, tristeza por la ausencia pero también había ganas de expresar, de contar. Fue liberador. Permitió que el silencio sobre Kepa diera paso a la comunicación.

Pasó el tiempo y volvimos a vernos. Lola comentó que se había vuelto a vivir otro momento único y especial. La familia había decidido que cada vez que se reunieran cantarían y bailarían en homenaje a Kepa. 

Si estás viviendo un duelo, date tiempo, no reprimas tus emociones. Recuerda que cada duelo es diferente y cada uno lo afrontamos lo mejor que podemos. Busca a personas que te escuchen de verdad, desde el corazón y que sientas que están contigo. Rodéate de amor. Siéntete acompañado en el silencio, en el recuerdo, en la tristeza, en la sonrisa y en el momento. Date permiso para sonreír si así lo sientes, date permiso para ser siempre tú.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja un comentario

Artículo añadido al carrito.
0 artículos - 0,00