Merche, escribió un comentario en una de las entradas del blog. Considero que la respuesta puede ayudar a otras personas.
Merche:
«Hola Eugenia, me gustaría preguntarte mi hija se suicidio tras sufrir bullyng i burlas constantes por parte de sus compañeros incluso llegó a sufrir agresiones lo mantuvo todo en silencio dado que era una niña con mucho amor propio i tenía un carácter muy fuerte. Siempre me pregunto que pasa con ellos dado que es un poco injusto todo.. me causa mucha intriga saber lo que hay detrás. Un saludo.»
Una gran pregunta: ¿qué hay detrás de la muerte? La respuesta es sencilla, vida. Hay vida. De manera diferente a la que conocemos, pero es vida.
Aquí, en la tierra, estamos encarnados, somos espíritu, alma, y tenemos un cuerpo. Al morir, el cuerpo desaparece; sin embargo, el alma y el espíritu, nuestra esencia, siguen vivos.
Voy a hablar desde el enfoque espiritual, no ético, ni moral, ni religioso. Al morir, cada ser, experimenta el tránsito, es decir, la transición de la vida a la muerte, el paso del plano físico al plano espiritual. El proceso es similar en todos los seres, independientemente de la causa de la muerte.
Al morir, dejamos atrás la vida y la misión que elegimos al encarnar e iniciamos el camino de regreso a casa. Este proceso, es personal y único. Para unos es más rápido; para otros, más lento. Cada uno, necesita su tiempo para procesar aquello que ha vivido y para adaptarse a su nuevo plano. Este tiempo es diferente al que conocemos en la tierra. Para nosotros un año, son 365 días; al morir, nuestro año, puede convertirse, por ejemplo, en un segundo., en dos minutos, en un día…
Tras el proceso de adaptación, los seres pueden elegir permanecer en el plano en que se encuentran, descansar, volver a encarnar… También pueden elegir permanecer a nuestro lado ayudándonos en el día a día, ayudándonos a superar el dolor, abriendo nuevos caminos y soluciones a las diferentes situaciones y circunstancias que vivimos. Son ellos los que eligen estar a nuestro lado. No les atamos.
Los casos de suicidio que he conocido, con los que he podido comunicarme, he podido percibir a seres con una sensilididad muy alta, que se sentían incomprendidos, que no encajaban en esta sociedad, se sentían muy solos aunque estuvieran rodeados de muchas personas y supieran que eran queridos y amados. Muchos de ellos, tenían un carácter y una personalidad fuerte, pero una sensibilidad y una empatía muy desarrollada con lo que el dolor y la injustia, hacían mella en ellos.
Los seres con los que he contactado estaban en la luz, brillaban, eran luminosos. Transmitían paz, tranquilidad y, sobre todo, mucho amor. Querían que sus seres queridos supieran que se encontraban bien y liberados de su dolor y angustia, deseaban eximirles de toda culpa tanto a sus familiares, a sus amigos, a su entorno.
Podemos decir, que tras la muerte, experimentamos otro nacimiento, el del regreso a la paz, a la esencia pura, al amor, a la esencia, el de volver a ser plenos y totales.