Muchos de vosotros os sentiréis identificados con la pregunta que realizó Adrián.
¿volveremos a estar con nuesttos seres queridos aunque haya pasado muchos años desde que se fueron?
¿estarán esperándonos?
La cuestión que plantea Adrián, la pensamos y sentimos muchos de nosotros, cuando tras la pérdida de un ser al que amamos, queremos saber si volveremos a verle o a reencontrarnos con él tras nuestra propia muerte.
El tiempo tal y como lo conocemos nosotros, solo es válido para este plano, el físico. Es decir, nos parece normal medir los años, los meses, los días, las horas. Al morir, es diferente. Lo que para nosotros son veinte años, puede ser un simple parpadeo en el otro plano. Este hecho, es lo que posibilita que podamos volver a reencontrarnos con ellos aunque hayan pasado muchos años desde su fallecimiento.
Es relativamente habitual, sobre todo, cuando la muerte está próxima, escuchar a una persona contarnos que ha visto o hablado con sus padres, pareja o hijos que ya habían fallecido. También existen casos en lo que cuentan que junto a ellos se encuentra su mascota favorita, aquella que había muerto había mucho tiempo atrás.
Recuerdo la preocupación de la nieta de una mujer que estaba en fase terminal. Me contaba que a veces veía a su abuela sonreír a la pared y allí no había nada ni nadie. Y cuando le preguntaba qué le ocurría, le contestaba que estaba charlando con sus padres. La nieta pensaba que su abuela estaba desvariando, ¿cómo iba a ser posible ver y charlar con alguien que había fallecido hacía más de cuarenta años? Más tarde y gracias a los detalles que le facilitó, se dio cuenta de que era cierto. Habían venido a acompañarle en su tránsito. Su abuela murió en paz y tranquila.
¿Nos reencontramos con todos los seres con los que hemos tenido contacto? No, solo con aquellos con los que ha habido un contacto y un vínculo especial. E incluso con los que hemos pactado volver a reunirnos tras nuestra muerte.
Además muchos de estos seres siguen acompañándonos y estando junto a nosotros en el día a día, nos protegen, guían y cuidan de nosotros. No podemos verles, ni tocarles, pero si sentir su presencia en nuestra vida. Y tras nuestra marcha, estaremos en el mismo plano lo que hará que el reencuentro sea pleno.
Da igual el aspecto físico que tengamos, el que hayamos elegido para vivir en esta vida o en otra, si dos o más almas, están destinadas a permanecer unidas, lo harán a través del tiempo, de la eternidad, decidiendo cuándo y de qué manera volver a reunirse tanto aquí en la tierra como en otros planos.
El amor tiende lazos invisibles que nos unen para siempre. El amor no muere, es eterno.
Interesantísimo.! Que ocurre cuando no tienes ninguna conexión con alguien que se supone que es de tu grupo de almas? (en mi caso mi madre). En realidad creo que se debe a que tiene una patología o discapacidad mental leve, no diagnosticada. Es intratable pero no mala persona. Soy consciente pero no consigo conciliarme con ella y me gustaría no volver a encontrarla en otros planos. Muchas gracias. Que tengas un maravilloso día
Hola Angela,
La relación entre una madre un padre y un hijo, siempre es kármica. Como almas tenemos una conexión y está es amorosa, aunque como personas, no tenemos porqué llevarnos bien ni tener una buena sintonía.
Tu preguntas son muy interesantes y las respuestas dan para una entrada. Más adelante, en cuanto pueda, escribiré sobre ello.
UN abrazo.